21 diciembre, 2021 Moj@dministr4d0rwp

El atún rojo Atlántico: las claves de una recuperación asombrosa

El plan de recuperación del atún rojo es uno de los ejemplos de éxito de gestión. La presión social hizo que los políticos tomaran medidas drásticas de protección tomando en cuenta la evidencia científica, y han funcionado. Cuando se toman las cosas en serio y se ponen recursos y voluntad política se pueden aplicar medidas que conduzcan a una recuperación rápida, aunque estas medidas no sean los únicos factores que hayan conducido al éxito.

Resumen de la situación del atún rojo del Atlántico

A mediados de los años 70, los científicos empezaron a ver como la población reproductora del atún rojo del Atlántico se reducía año tras año. Esto sucedía ante la creciente demanda del mercado y en consecuencia al importante aumento de capturas. Las capturas alcanzaron las 50.000 toneladas anuales en los años noventa. Se llegó a considerar que la especie podría llegar a un punto de colapso y por ello, a finales del siglo XX, empezaron a aplicarse algunas medidas de protección. Estas medidas incluían el establecimiento de cuotas de captura de alrededor de 30.000 toneladas y de una talla mínima de 6,4 kilos para proteger, al menos, los individuos de menos de 1 año. Desgraciadamente eso no sirvió de mucho, ya que las capturas siguieron estando por encima de las 50000 toneladas, debido en parte a la pesca furtiva y a la falta de control de las capturas que se realizaban. Se hizo evidente que de no tomarse medidas urgentes la especie estaba abocada a su extinción, al menos como recurso económicamente viable. Sonaron las alarmas, y tal vez por tratarse de una especie emblemática, muy conocida por el público y con un alto valor comercial, tanto los medios de comunicación como los gobiernos, empujados en buena medida por la presión social y el trabajo de las ONGs, tomaron nota. Así, finalmente, en 2007 la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, ICCAT, estableció un plan especial de recuperación de la especie que ha dado muy buen resultado.

La principal medida que se tomó fue la de reducir drásticamente las cuotas de pesca, hasta poco más de 10.000 toneladas, implementando en paralelo sistemas de control para reducir el furtivismo. Otra muy importante fue la de prohibir la pesca de atunes rojos que todavía no habían alcanzado la edad reproductora, aumentando la talla mínima hasta los 30 kilos. Así, muchos de los atunes que nacen en el Mediterráneo y salen del mismo para alimentarse en zonas más productivas como el Golfo de Vizcaya, tienen muchas más posibilidades de sobrevivir y volver cada año al Mediterráneo a reproducirse. En cuanto a las técnicas usadas en la pesca, se prohibió localizar los bancos de atunes desde avionetas, y también se establecieron diversas vedas temporales y espaciales a ciertas flotas, como a los grandes palangreros de más de 24 m en el Atlántico Este y el Mediterráneo, o a los cerqueros en esa misma zona a partir del 1 de julio, entre otras.

Con la prohibición de pescar juveniles se han salvado cada año más de un millón de ejemplares, y las medidas de vigilancia y control para que se respeten las cuotas de captura, con observadores oficiales de ICCAT controlando las operaciones, han hecho que la captura real se corresponda en gran medida con las cuotas previstas”, nos explica Francisco Alemany, coordinador del Proyecto del Atún Rojo para el Atlántico (GBYP), uno de los principales programas científicos de ICCAT

La recuperación de la especie ha sido todo un éxito a nivel de gestión, pero con ayuda, eso si, del clima. Francisco Alemany nos advierte de que hemos tenido una serie de años “muy buenos desde el punto de vista de la supervivencia de huevos y larvas, como el del año 2003, un año con altas temperaturas durante la época de reproducción de la especie en sus principales zonas de reproducción, que condujo a una recuperación espectacular del stock que nadie esperaba a tan corto plazo. Sin embargo, hay que ser cautos, porque la condiciones ambientales igual pueden ir en un sentido que en otro”.

El Gran Proyecto del Atún Rojo del Atlántico (GBYP)

El GBYP surgió también para dar respuesta al colapso vivido por la especie en los primeros años del S.XXI. El GBYP se creó en 2008 y está financiado un 80% por la Unión Europea. Es un programa científico que tiene como objetivo mejorar para esta especie la calidad de los datos disponibles, el conocimiento de su biología y ecología y los modelos matemáticos que se utilizan para evaluar el estado de las poblaciones. “El atún rojo abandera la investigación debido al impulso recibido estos últimos años y también porque es una especie emblemática que desde siempre ha captado la atención de los investigadores”, explica Alemany.

Los científicos trabajamos para incluir la variabilidad ambiental en los modelos de asesoramiento. Por ejemplo, la temperatura* (A) determina donde encontramos larvas y así poder cuantificar su abundancia (B)

Vista la buena salud del atún rojo se planteó la posibilidad de finalizar el plan especial establecido en 2007 y ha sido por ello recientemente sustituido por un plan de gestión. La principal diferencia entre el plan de recuperación del atún rojo y el plan de gestión es su objetivo general. El plan de recuperación no sólo pretende cubrir unos mínimos para la sostenibilidad del stock sino además aumentar la abundancia de reproductores a partir de una situación que se considera por debajo de esos límites mientras que el segundo es un plan de gestión “estándar” que asegure la sostenibilidad cuando los mínimos están garantizados.

Los científicos y la presión social

La recuperación del atún rojo Atlántico es un ejemplo de éxito y sin embargo no hay que bajar la guardia. La gestión basada en el conocimiento, mediante la integración de resultados científicos en los procesos de toma de decisiones, es clave para dar respuesta a los desafíos actuales de conservación y explotación sostenible de los recursos. Por desgracia, en la mayoría de los casos no se tiene en cuenta. La presión social es importante para que la evidencia científica tenga un impacto en los planes de gestión.

Este artículo se engloba dentro de las tareas de divulgación del proyecto europeo Paradigm for Novel Dynamic Oceanic Resource Assessments PANDORA.

 

Tagged: , , , ,