Estos pequeños trozos crujientes de pan han pasado de comida básica de los trabajadores del campo a producto gourmet codiciado en mesas de Australia, Estados Unidos y Japón. ¿De dónde provienen? ¿Cuál es su origen? Hoy, en el blog del Consejo Regulador de la Mojama de Barbate e Isla Cristina, el origen de los picos de pan y las regañás. ¡Algo muy nuestro que ha logrado conquistar el mundo!
Un origen fruto de la casualidad
Algunos historiadores creen que fue descubierto por puro azar, cuando los panaderos de la época tuvieron más tiempo del debido el pan en el horno y observaron que las zonas externas quedaban muy crujientes y sabrosas. Así comenzaron a hacer pequeños palitos con la masa sobrante del pan, teniendo como resultado lo que conocemos actualmente como picos.
Comida de campo y de marineros
La historia de los picos de pan y las regañás está ligada a los estamentos más bajos de la sociedad. Su historia está muy ligada al campo, y sobre todo, a los marineros. Tanto es así que durante los siglos XIV y XV, se conocía como ‘pan de mar’ debido a que era parte indispensable en los víveres que llevaban los barcos que hacían los viajes transoceánicos hacia el continente americano. Este pan de mar cumplía una doble función. Por un lado, era un alimento muy nutritivo que proporcionaba la energía necesaria para realizar las duras labores en una nao del siglo XV, y además, su ausencia de humedad en su interior permite que se puedan conservar durante largos periodos de tiempo, algo absolutamente vital en los viajes de descubrimiento. Pero eso no es todo. El término ‘regañá’, proviene del castigo ‘a regañadientes’ al que eran sometidos muchos marineros cuando infringían alguna de las normas a bordo. Estos marinos rebeldes se alimentaban únicamente de estas finas tortas, de ahí su nombre.
Maridaje perfecto y base en la dieta mediterránea
Los picos y las regañás son el acompañamiento ideal para muchos platos de nuestra gastronomía. En Andalucía es muy común verlos acompañas a queso, jamón, ensaladilla rusa y ¡la Mojama de Barbate e Isla Cristina!
¡Su textura tan crujiente son el complemento perfecto!